Existe una cualidad que nos hace humanos, demasiado humanos, esa necesidad de hurgar entre nuestros criterios y emociones y disponernos a escuchar nuestra voz interior, diariamente lo hacemos, en nuestra toma de decisiones, en nuestro fluir con los otros, en los momentos de introspección. Más acá de esa voz interior, está nuestra voz exterior, la expresiva, la que se proyecta al mundo.
Los seres humanos somos miméticos por naturaleza. Los hábitos vocales que adquirimos, muchas veces son rezagos de la imitación que hacemos de quienes nos rodean; es muy probable que no tengamos esa escucha objetiva para encaminarnos espontáneamente hacia una voz ideal, según nuestra kinésica y fisionomía.
En el ecosistema artístico, muchas personas se aventuran a tener procesos de formación de su voz para conseguir un estilo único, en el terapéutico, otros tantos hacen de la vocalización un canal para liberarse emocionalmente, expresar su espiritualidad y así fortalecer su sistema inmunitario; estos procesos implican tener espacios de escucha, reflexión y retroalimentación propios y de terceros, pues, siempre pueden ser perfectibles.
En la escena musical existe una figura llamada Vocal Coaching, son personas que acompañan al artista desde diferentes frentes, pero uno de los aspectos principales en los cuales trabaja con ahínco, es ayudar a encontrar la clave para sentirse bien produciendo sonidos, adaptarse a la intensidad interpretativa de cada momento y maximizar la longevidad de la producción vocal; aunque su trabajo abarca mucho más que la voz, trasciende a un nivel estilístico y aprovecha las características únicas de la persona para mejorar su presencia, tanto a nivel gesticular (Kinésica) como a nivel visual (Stilyng).
En nuestro programa de DJ y Composición de Piezas Audiovisuales somos conscientes de la relevancia que tienen todos estos aspectos en el crecimiento artístico de nuestros profesionales, así que integramos conocimientos que, a la hora de producir sonidos, les permitan tener dominio y tratamiento creativo, tanto de la frecuencia (relacionada con la altura tonal, o el pitch), la intensidad (relacionada con el volumen) y el espectro de frecuencia (relacionado por la calidad de la voz o el timbre), como de su expresión corporal, vestuario y estilo propio.
